8.14.2006

Deleite

El guerrero mastica con lentitud. Disfruta la textura, el sabor, el acto mismo de mover la dentadura en torno a ese manjar. Un compañero se sienta a su lado, saca un poco de tabaco y se pone a masticarlo con la misma fruición. Gustas, le dice al primero, No gracias, responde, la carne de prisionero es uno de los pocos deleites que se pueden tener durante las guerras floridas.

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