7.31.2006

Discurso

Levanta la voz, hace aspavientos, habla de convicciones, de ideas, de sueños. Su panegérico es enaltecido, bélico, llama a la acción. Los ojos frente a le le miran fijamente, desde lo alto toma algunos segundos para dejar que la fuerza de sus palabras entre en todos los oidos. Termina el discurso con el puño en alto. No más biberón de las cinco, dijo como última y rotunda frase. Los muñecos de peluche permanecen estáticos. El niño se canso de jugar a lo que veia en la televisión, cambia el canal, debe haber algo más divertido que ese señor Hitler.

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