10.16.2006

La condena

El juez valida todas las pruebas. Esto es concluyente, dice rotundo y baja el mazo. Se establece la condena. El acusado suplica por perdón. Ya esta dicho todo, le contesta el hombre a cargo de la ley. Al culpable se viste con su mejor traje, lo peinan, lo arreglan. Estando listo lo adormecen y mediante una inyección especial engarrotan sus músculos. Lo hacen adoptar una posición altiva, un rostro furioso. Vacían sobre su cuerpo el cobre, lo dejan enfriar. Pronto es puesto en un pedestal de un parque donde palomas y niños se pasean a diario. Los sociólogos y legalistas están más que satisfechos de cómo la criminalidad disminuye en las nuevas generaciones.

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