11.14.2006

El último

Al salir de la cueva formada por las ruinas se dio cuenta de que era el fin. La ciudad estaba demolida, cuerpos putrefactos llenaban las banquetas. Los autos eran testimonio de un Apocalipsis efectivo, inmediato, inesperado. Anduvo días, meses. Se sentía solo. Antes del final ya era una persona solitaria, sortero siempre a la espera de una relación mágica con una chica hermosa. Al cumplir un año como ermitaño en un mundo muerto tomó la decisión. Encontró fácilmente una pistola. Se dio un tiro en medio de una plaza abandonada. Sus últimas palabras fueron: ¡Quiero una mujer! El ruido atrajo a las neoamazonas, que saliendo de sus escondites subterráneos, vieron con tristeza que el hombre que esperaban con tanta calentura, se había ido. Aun tenían esperanzas.

3 comentarios:

Raistlin dijo...

Sublime y Cruel, simplemente Genial

Anónimo dijo...

jajaja la ironía es lo mejor, si hubiera externado sus deseos desde el principio la historia hubiera sido otra... ;)

edegortari dijo...

Consiso el relato, muy bueno. Saludos.