Se enamoro de ella. Hoy da el gran paso. Sabe que no debiera, que podría perderlo todo, pero no soporta más. La lleva a su casa, la pasea por todas las habitaciones. La recuesta en la cama. La acaricia por cada centímetro del cuerpo.
Fue amor a primera vista. Desde el primer momento le pareció la mujer más bella que jamás haya existido. Día a día, en el laboratorio, la observaba en silencio. Un día empezó a hablarle, poco después se animo a tocar su mano. Antes de darse cuenta pasaban todo el tiempo juntos.
La cubre con la cobija. El arqueólogo la besa. La desnuda. Toca la ceniza comprimida con delicadeza. Mira el rostro de la chica momificada. Se lamenta por que en cientos de años no ha vuelto a nacer alguien tan hermoso. Al amanecer solo encuentra una masa indefinible de polvo gris y húmedo. Llora amargamente durante semanas. Decidido a reponerse, regresa a las ruinas de Pompeya, convencido de que su amada tenia alguna hermana, prima o pariente que también fue sepultada en la erupción del Vesubio.
4 comentarios:
Ya no me acuerdo como fue que caí en tu blog....qué bien narras!
un saludo
Gracias por el comentario. Saludos.
Tienes un sentido muy particular para narrar las cosas, me gusta tu estilo, saludos
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